
Una vez dentro rápidamente comprobamos que la larga espera ha merecido la pena.

Una nave enorme y de una altura extraordinaria nos recibe, en ella podemos visitar la torre sur, de 96 metros de altura; la tumba de San Juan de Nepomuceno, en la cual se utilizaron más de 1.600 kilos de plata; la capilla de San Wenceslao, que contiene el sepulcro de San Wenceslao, patrón de Bohemia; vidrieras hermosas, rosetones, la cripta real...Hacen de esta catedral un lugar único y dentro del cual uno se siente pequeñito y asombrado de la capacidad del hombre por crear tanta belleza con sus manos.
Sin duda el mayor orgullo de la catedral es la Capilla de San Wenceslao, ricamente decorada, que guarda las reliquias del santo y donde se encuentra el acceso a la antigua Cámara de Coronación, donde están guardadas las joyas de la corona checa.
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